¿Qué tienen en común Marlon Brando, el chicle y el carbón?
Quien nos conoce sabe la respuesta rápida. Pero vamos a dar un corto paseo para descubrirlo
Chicles
Cuando las comunidades de agricultores de Dahanu (Mumbai, India) vieron sus preciadas cosechas de «chikoo» morir por un hongo negro lo tuvieron claro: la culpa era de la central térmica de carbón.
Esta central energética estaba generando mucha más contaminación del aire de lo habitual, de modo que pidieron ayuda a los académicos para que buscaran más información. Los investigadores analizaron la calidad del aire, y afirmaron que efectivamente había empeorado mucho la calidad del aire. Un estudio realizado en la zona ecológicamente sensible (ESZ) de Dahanu, en el distrito de Palghar (India), ha revelado que la región sufre unos niveles alarmantes de contaminación atmosférica. Las muestras de aire recogidas mostraron niveles de PM2,5 entre 117,9 ug/m3 y 637,9 ug/m3, un rango que es entre 2 y 10,6 veces superior al umbral de 60 ug/m3 prescrito en las normas nacionales de calidad del aire ambiental. Las plantaciones de chikoo se encontraban más afectadas cuando les soplaban los aires del monzón que traían las partículas contaminantes de la planta de carbón.

Prit Patil, agricultor de la zona explica como este fenómeno ha empeorado en los últimos años:
«En 2004-2005, pude producir 300 kilos de chikoos en un año. El año pasado, mi rendimiento anual fue de solo unos 125 kilos. La combinación de altas temperaturas y humedad es perfecta para este hongo phytopthora, y empezamos a preocuparnos por él cada temporada de lluvias. La contaminación bloquea los poros de las hojas e impide que la fruta reciba nutrientes» (Arora-Desai, 2022).
La comunidad sabe que este carbón se está consumiendo más por la cantidad de nuevos proyectos industriales altamente dependientes de la energía, especialmente Centros De Datos en Mumbai (Barrat et al, 2025; Sushmita, 2025).

Esa plantación que moría por culpa del carbón se llama «chickoo» también llamada chicle o chicozapote (Manilkara zapota). Este árbol es originario de América Central y América del Sur, y su fruto es redondito, como una lima. Por su sabor dulce y aromático, numerosos pueblos amerindios utilizaban la goma para mascar, conocida como chicle (del náhuatl _tzictli) que es un polímero gomoso que se obtiene de la savia del árbol. De la cual se extrae el chicle que acompañaba nuestras tardes infantiles. Esa planta fue trasladada por los colonizadores españoles hasta otra de sus colonias, Filipinas. Y de allí fue saltando por el sudeste asiático hasta llegar a la India, donde sus agricultores lo acogieron con los brazos abiertos.
¿A quien le amarga un chicle?
Marlon Brando
A quien realmente conquistó el sabor y la experiencia de mascarlos fue a los Americanos del Norte. Quizás uno de los primeros estereotipos de los estadounidenses en el siglo XX es que comían mucho chicle. Como ardillas.
Probablemente como buen americano Marlon Brando comiera chicle. Puede que sus famosos carrillos hinchados en El Padrino no fuera algodón, sino un gomoso chicle. Pero es una suposición. Lo que no es suposición es que Marlon Brando nació en Omaha, Nebraska.
Quizás sea el personaje que aparezca con más cariño en el corazón de los habitantes de Omaha, pero lo que aparece con más frecuencia en los pulmones de sus habitantes son las partículas contaminantes derivadas de su planta energética de carbón.
Esta comunidad de Omaha, está formada por poblaciones minoritarias muy vulnerable, que sufren desde hace décadas la contaminación de una planta de carbón. Sus habitantes tienen las mayores de polución del aire, y las mayores tasas de asma de la región. Vamos a observarlo con el estudio de Justicia Climática en Omaha, que realizaron Creighton’s 2023 Sociology420 Environment, Society Students y Sierra Club.



La planta energética de carbón lleva en funcionamiento desde la década de los 50, y por fin iba a cerrarse en 2023, lo que llenaba de alivio y esperanza a los habitantes de Omaha. Hasta que la aparición de centros de datos de hiperescala de Meta y Google trastocó los planes. En Omaha, la tierra de Marlon Brando, estaban felices como perdices, porque por fin se iba a acabar la licencia de funcionamiento de la planta de carbón en 2023. Como estaba pasando en todo el planeta. Pero se trastocaron sus planes cuando vieron aparecer un centro de datos de hiperescala de Meta y Google: si devoran tanta energía la central de carbón no se podrá apagar.
«Se hizo una promesa, y se rompió«, dijo Cheryl Weston, que ha vivido por cinco décadas en el Norte de Omaha. «Las compañias tecnológicas deberías asumir las responsabilidades por esto. Esta planta de carbón se mantiene abierta porque todavía necesitan toda ese energía para crecer» (Halper, 2024).
Así fue, la concesión se amplió. Al igual que está pasando con otros muchas plantas de carbón que iban a cerrar en Georgia, Utah y Wisconsin. Y los daños en la población y ecosistema se mantienen.
Carbón
Esos centros de datos altamente demandantes de energía acaban contaminando a las residentes, cosechas y medio ambiente con sus instalaciones, y también con las instalaciones necesarias para darles energía. También en Europa los Centros de Datos se basan mayoritariamente en combustibles fósiles. Plantas de carbón y gas que iban a cerrase se mantienen abiertas por la demandas y presiones de esta industria, como bien explican MacArdle y Terras (2025). De modo que cuando estamos defendiendo el uso de tecnologías que permiten la expansión de estas infraestructuras de hiperescala, también tenemos que hacerlo pensando que lo hacemos desde el privilegio de no ser una de esas comunidades afectadas de manera directa. Pero al ritmo que vamos, todos estamos siendo afectadas de diferentes maneras.

En nuestras infancias, de comer chicle y tener las rodillas permanentemente desolladas por nuestros juegos infantiles, nos amenazaban con que los Reyes Magos nos traerían carbón si nos portábamos mal. Ahora sabemos que efectivamente los combustibles fósiles son un castigo, pero no merecido, sino impuesto a las comunidades más vulnerables. Y no lo traen los Reyes Magos bajo el brazo, sino los voraces centros de datos de hiperescala para su consumo desmedido.
Así que los cultivos de chickoo (India) y la comunidad donde nació Marlon Brando tienen en común el carbón que está contaminándolas todavía más, durante más tiempo, por la aparición de los centros de datos. Y por mucho que Trump diga que el carbón es «bonito» hasta como regalo de navidad, es el peor castigo que le podemos hacer a nuestro planeta y generaciones futuras.

