Tu Nube Seca Mi Río

El relator de la ONU muestra el impacto en los derechos humanos al agua de los centros de datos.

El relator de la ONU muestra el impacto en los derechos humanos al agua de los centros de datos.

Pedro Arrojo, el relator especial para la ONU sobre agua ha realizado un informe sobre la conexión entre agua y energía y su relación con los derechos humanos. En la parte que nos interesa, los centros de datos, se detiene en el consumo y transparencia de los datos sobre agua. Podemos comentar que formamos parte de las entidades que han formado parte para asesorar dicha relatoría.

Nos complace que cada vez haya más pruebas provenientes de instituciones que se dedican a la protección de los derechos humanos, que evidencian que el sector de los centros de datos representa un problema social, ecológico y de derechos humanos significativo.

A continuación, reproducimos algunos de los apartados del informe.

 

El apartado E, se centra en el tema de los Centros de Datos.

III.E. Crecimiento insostenible de la demanda de agua y energía e industrias emergentes

41. Cada vez resulta más evidente la necesidad de pasar de las estrategias tradicionales de gestión y planificación del agua basadas en la oferta, que dominaron durante todo el siglo XX, a nuevos enfoques centrados en la gestión de la demanda y la conservación de los ecosistemas acuáticos. Para ello, es necesario frenar considerablemente las industrias con un uso intensivo de agua, incluida la agricultura. Además de modernizar los sistemas de riego y mejorar su eficiencia, hay que reducir o limitar la expansión del riego y promover estrategias para adaptar la producción de alimentos mediante el uso de cultivos resistentes a la sequía, entre otras medidas53.

42. Del mismo modo, en lo que respecta a la energía, una transición justa y sostenible requiere frenar y gestionar la demanda energética, sin limitarse a cambiar a fuentes de energía limpias y renovables. Actualmente, el sector del transporte absorbe el 38 % del consumo total de energía; el sector industrial, el 29 %; el consumo doméstico representa el 16 %; y el comercio y los servicios, la agricultura, la minería, la construcción y demás, el 17 %. Dicha distribución de la demanda genera actualmente el 60 % de los gases de efecto invernadero54. 
Para contener el cambio climático, esas emisiones deben reducirse un 45 % de aquí a 203055. Sin embargo, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la demanda sigue aumentando y en 2023 alcanzó un incremento anual del 1,3 %.

43. Ahora bien, es más grave presuponer que se puede crecer sin límites en todos los sectores y abrir la puerta a un nuevo sector que no solo demanda importantes cantidades de agua, sino que también consume enormes cantidades de electricidad, a saber, los megacentros de datos.

44. Con la aparición de la inteligencia artificial y el auge de las criptomonedas, la demanda de computación de datos se está disparando, lo que está provocando un rápido aumento del número de megacentros de datos. Ese crecimiento genera importantes y preocupantes demandas de agua, así como un dramático aumento del consumo de electricidad. Estas tendencias entrañan graves riesgos para los ecosistemas acuáticos y presentan expectativas insostenibles para el futuro.

45. Además, la proliferación de estos centros de datos, a menudo en nombre del progreso económico, se produjo en circunstancias opacas, con falta de transparencia, participación, acceso a la información y rendición de cuentas56. Pese a que no está claro el número total de centros en el mundo, algunas fuentes estiman que existen más de 10.000.

46. Cabe destacar que, en respuesta a una pregunta parlamentaria, el Ministro de Medio Ambiente, Clima y Comunicaciones de Irlanda, uno de los países con mayor concentración de megacentros de datos, afirmó que no existía ningún registro en poder de algún organismo público que detallara las necesidades de energía y agua de los centros de datos57.

47. En lo que respecta a la demanda de agua para la refrigeración de dichas instalaciones, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, en 2024, la falta de transparencia hacía difícil acceder a información actualizada y evaluar el consumo de agua del sector a escala nacional o regional58. Por ejemplo, en 2018 se estimó que la huella de agua operativa anual total de este tipo de centros en los Estados Unidos fue de 513 millones de m3,
lo que los situó entre las diez industrias con mayor consumo de agua del país59. Según un estudio reciente, se calcula que, como consecuencia de la demanda mundial de inteligencia artificial, en 2027 se requerirán entre 4.200 y 6.600 millones de m3 de agua60.

48. Aunque esas demandas de agua son por el momento muy inferiores a las requeridas para el riego, no solo son muy notables en determinadas zonas con escasez de agua, sino que además se están proponiendo como demandas que deben satisfacerse de manera prioritaria, en acuerdos opacos con grandes empresas. Tal prioridad entraña sin duda graves riesgos para otros usos, como el riego o incluso los suministros de agua potable, en períodos de sequía.
Debe también prestarse atención a los riesgos para los suministros de agua que pueden generar los procesos de refrigeración de esos centros, cuestión sobre la que apenas hay información61

 

49. Además de los impactos directos de esas nuevas demandas sobre los ecosistemas acuáticos, los impactos indirectos pueden resultar aún más graves. El crecimiento exponencial de la demanda energética genera intensas presiones para reactivar la construcción de grandes presas hidroeléctricas, con el consiguiente impacto sobre las comunidades ribereñas y los ecosistemas de agua dulce, y de centrales térmicas y nucleares, aun a costa de acelerar el cambio climático y aumentar los riesgos de contaminación del agua62. De hecho, corporaciones como Amazon, Google, Meta y Microsoft están forjando alianzas estratégicas con la industria de los hidrocarburos e incluso planean construir
centrales nucleares para satisfacer su explosiva demanda energética63.

50. La fabricación de equipos informáticos en esos centros requiere minerales esenciales, cuya extracción, como ya se ha explicado, causa importantes problemas de contaminación en las masas de agua64.

51. Según la Agencia Internacional de la Energía, se prevé que el consumo de electricidad se duplique entre 2022 y 202665. Además, en su informe sobre el consumo energético de los centros de datos en los Estados Unidos, elaborado en 2024 para el Departamento de Energía, el Lawrence Berkeley National Laboratory señaló un crecimiento exponencial del consumo eléctrico, que, según sus estimaciones, podría representar el 12 % del consumo total de
electricidad en 202866.

52. En 2023, los 82 centros de datos en funcionamiento en Irlanda consumieron el 21 % de la electricidad, más que el conjunto de los hogares67, y la Agencia Internacional de la Energía calcula que esta cifra llegará al 32 % en 202668. Según un estudio reciente, la totalidad de la energía eólica adicional generada en Irlanda entre 2017 y 2023 fue absorbida por los centros de datos, cuya demanda creció al mismo ritmo que las energías renovables69.
Ese crecimiento de la demanda de electricidad y las dificultades para abastecer a todos los usuarios ha llevado al Gobierno a replantearse las facilidades ofrecidas a las corporaciones antes mencionadas, e incluso a detener la construcción de nuevos centros en la zona de Dublín.

53. Ante la creciente alarma, los nuevos centros se están trasladando a países que siguen ofreciendo agua y energía, a menudo subvencionadas con fondos públicos, donde se está priorizando abastecer a estos centros de energías alternativas que, en un principio, estaban destinadas a la transición energética en otros sectores.

54. De hecho, este nuevo sector está provocando un aumento, tanto directo como indirecto, de las emisiones de gases de efecto invernadero. A falta de datos precisos, según estimaciones recientes, la demanda de electricidad de los centros de datos en Irlanda fue responsable del 4,5 % de las emisiones totales de dióxido de carbono70. El año pasado las emisiones de Microsoft aumentaron casi un 30 % con respecto a 202071.

55. Desde el punto de vista social, la prioridad que se da a esas empresas y las tarifas energéticas de que se benefician producen asimetrías injustas respecto a otros sectores que generan más puestos de trabajo y que merecen una atención preferente. Esta situación se da en un momento en que la pobreza energética sigue creciendo en todo el mundo. De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en 2024, al menos 1.180 millones de personas sufrían pobreza energética y no podían utilizar electricidad, un 60 % más que los 733 millones de personas que carecían de electricidad en 2020, según datos oficiales72.

56. En resumen, un crecimiento tan masivo de la demanda de agua y, sobre todo, de electricidad socava los planes de mitigación que se han acordado y supone una peligrosa competencia frente a otras demandas, incluidas las necesidades básicas y, en particular, los derechos humanos al agua potable y al saneamiento73, así como a una electricidad asequible para satisfacer las necesidades básicas de las poblaciones empobrecidas74.

 

Asímismo, respecto a la sostenibilidad el relator de la ONU declara:

66. Resulta poco realista y temerario mantener el paradigma del crecimiento ilimitado y promover la expectativa de que, mejorando la eficiencia y desarrollando nuevas tecnologías, es posible alcanzar cualquier nivel de consumo de agua y energía. Es importante mejorar la eficiencia, pero no es garantía de sostenibilidad. Si seguimos alimentando la expectativa de un crecimiento ilimitado, con una demanda cada vez mayor de energía y agua, aunque su gestión y uso sean eficientes, seguiremos agravando los problemas de insostenibilidad. En otras palabras, podemos acabar con el planeta de forma eficiente si no asumimos los límites y las restricciones que impone el principio de sostenibilidad.

 

Finalmente, el relator de la ONU, Pedro Arrojo, recomienda:

106. Los Estados y las instituciones internacionales deben promover una moratoria de la puesta en marcha de centros de datos y proporcionar información clara sobre su consumo de agua y energía y los riesgos que suponen para el cambio climático, la sostenibilidad de los ecosistemas acuáticos, los derechos humanos de las poblaciones empobrecidas y la supervivencia de los sectores productivos vulnerables. Deben fijarse prioridades sobre la base de la transparencia y la información adecuada, con arreglo a los principios de sostenibilidad, equidad y goce efectivo de los derechos humanos, a fin de regular las demandas de agua y energía de dichos centros.